ARQUEOLOGÍA HISPANO-PERUANA EN EL SIGLO XXI: LAS INVESTIGACIONES EN NASCA DEL "PROYECTO LA PUNTILLA"
Las investigaciones arqueológicas realizadas por universidades, organismos de investigación y otras instituciones españolas en el exterior han cobrado relevancia en las primeras décadas del siglo XXI, con intervenciones en sitios arqueológicos de numerosos países. El «Programa de Proyectos Arqueológicos en el Exterior» del Instituto de Patrimonio Cultural de España ha promovido y facilitado esas intervenciones creando las condiciones necesarias para la formación y consolidación de proyectos y de equipos españoles que desarrollen líneas de investigación científica coherentes y prolongadas en el tiempo.
Entre las regiones donde ha habido una importante presencia de la arqueología española en el exterior, Iberoamérica es una de las que han contado con proyectos de investigación en diversos territorios, de una mayor o menor continuidad, pero que han reforzado las redes académicas y científicas entre las comunidades de uno y otro lado del Atlántico, a la vez que con las comunidades locales donde se han reaalizado trabajos de campo, revalidando al mismo tiempo los vínculos que se asientan en el castellano, como idioma común, y en una historia compartida en los últimos siglos.
Consecuencia de una serie de circunstancias y de relaciones, se dieron las condiciones para el inicio en Perú y en el año 2005 de uno de los proyectos arqueológicos de mayor duración y continuidad en el país, el «Proyecto La Puntilla», en Nasca, coordinado desde la Universitat Autònoma de Barcelona con financiación del Ministerio de Cultura de España y la autorización del, entonces denominado, Instituto Nacional de Cultura del Perú. Asumieron la coordinación científica del proyecto desde aquella fecha hasta la actualidad, el Dr. Pedro V. Castro-Martínez, de la Universitat Autònoma de Barcelona, y la Dra. Trinidad Escoriza-Mateu, de la Universidad de Almería.
Después de estos 18 años de desarrollo del proyecto, ha sido posible realizar un total de 13 campañas de excavaciones arqueológicas, que han estado acompañadas por trabajos de laboratorio realizados antes o después de los trabajos de campo. La última campaña finalizó en el mes de diciembre de 2022.
Los trabajos científicos realizados por el «Proyecto La Puntilla» se han centrado en la zona arqueológica de El Trigal, que se ubica en la vertiente norte de La Puntilla, una cadena de cerros entre los valles del río Aja y del río Tierras Blancas, junto a la hacienda de dicho nombre, adyacente a la comunidad de Orcona. Las relaciones humanas con la población del lugar, de Orcona y de Nasca, han sido parte fundamental para el desarrollo de las investigaciones.
El proyecto tiene como objetivo investigar las condiciones de vida y las dinámicas sociales entre colectivos soales y entre mujeres y hombres, así como entre los diversos grupos de comunidades que habitaban en el valle de Nasca durante el período comprendido entre el año 1500 antes de nuestra era y 1450 de la era común. Se trata de un proyecto guiado por propuestas teóricas y metodológicas esbozadas desde hacía años, para desarrollar una arqueología social, materialista y feminista.
En el marco tradicional de referencia, se incluyen los períodos conocidos como «Formativo», «Desarrollos Regionales», “Imperio Wari” y “Estados Regionales”. A pesar de que la perspectiva histórico-cultural ha identificado las denominadas «Cultura Paracas», «Cultura Nasca» o «Cultura Wari» en este contexto, estas categorías teóricas se tornan insuficientes como marcos temporales debido a la superposición temporal de muchas de las características utilizadas para su definición, lo que dificulta su uso para explicaciones histórico-sociales concluyentes.
El objetivo es abordar, a través de la arqueología, la realidad de la vida social en las comunidades de la costa Sur del Perú durante esas etapas históricas. Esto implica explorar su entorno ecológico y climático, analizar sus tecnologías y actividades económicas, comprender las estructuras políticas que dieron lugar a la formación de estados en la región, y explorar su ideología a través de las representaciones y prácticas funerarias de la época. Sin olvidar las realidades del colectivo femeninio, habitualmente invisibilizado, y la posibilidad de adentrarnos en las relaciones que aconterieron entre los sexos.
El «Proyecto La Puntilla» ha obtenido financiación de numerosas fuentes, como el programa de «Proyectos Arqueológicos en el Exterior» del Gobierno de España, el Ministerio de Cultura y Deporte, el programa de proyectos EXCAVA de la Agencia de Gestión de Ayudas Universitarias y de Investigación (AGAUR) de la Generalitat de Catalunya, la Fundación PALARQ y finalmente de las convocatorias de los planes de investigación básica del Gobierno de España para los proyectos CRONOCOAN (HAR2009-12625, 2010-12), DOMOCOAN (HAR2013-44276-P, 2014-17) y FUNECOAN (HAR2017-86431-P, 2018-22). La Universitat Autònoma de Barcelona y la Universidad de Almería han ofrecido siempre el necesario soporte institucional y la Consejería Cultural y Científica de la Embajada de España en Perú ha proporcionado siempre un apoyo imprescindible para el proyecto, ayudando a resolver todos los problemas que se han presentado y dando la cobertura y difusión necesarias.
Durante todo este recorrido, el equipo de investigación ha formado parte del grupo ACAIA (Arqueología de las Comunidades Aestatales Ibéricas y Andinas), coordinado por el Dr. Pedro V. Castro-Martínez desde el Departamento de Prehistoria de la UAB.

Ladera del Cerro de El Trigal. Vista desde el Sur, con las murallas defensivas.
Título de la charla investigación El Trigal
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PROYECTO «LA PUNTILLA» EXPOSICIÓN VIRTUAL
Ubicación de El Trigal
Los trabajos científicos realizados por el «Proyecto La Puntilla» se han centrado en la zona arqueológica de El Trigal. Se ubica en la vertiente norte de La Puntilla, una cadena de cerros entre los valles del río Aja y del río Tierras Blancas, junto a la hacienda de dicho nombre, adyacente a la comunidad de Orcona, distrito y municipalidad de Nasca, Ica, Perú.

Mapa con la ubicación de La Puntilla (Orcona, Nasca, Ica, Perú), donde se localiza la zona arqueológica de El Trigal.


Yacimientos arqueológicos de El Trigal
En El Trigal están reconocidos tres yacimientos arqueológicos. Se trata de Cerro de El Trigal, El Trigal III y El Trigal IV. Este último se sitúa en una ladera al Sudoeste del Cerro de El Trigal, con una ocupación por precisar, ya que aún no se han realizado excavaciones. En los otros dos yacimientos es donde se han centrado las excavaciones en extensión desde el año 2005, implementando la metodología de los conjuntos arqueológicos. Así, se han documentado los asentamientos en cada yacimiento, con sus correspondientes unidades arquitectónicas y espacios sociales (conjuntos arqueológicos sociales). Cada asentamiento ha permitido ubicar la evidencia registrada en El Trigal con los respectivos Horizontes de Sincronía.
El Cerro de El Trigal corresponde al Sector I-II, o ZCI, en la codificación de los registros. Se trata de un cerro exento, cuya ocupación principal se sitúa entre alrededor del 700 y el 150 antes de nuestra era. Allí se centraron las excavaciones entre 2005 y 2012.
El yacimiento de El Trigal III es el Sector III, o ZNC, en los registros. Ha sido excavado en 2006-2007 y desde 2012 a 2022. Es una ladera al Nordeste del Cerro de El Trigal, donde hay una sucesión de asentamientos que abarcan el primer milenio de nuestra era, así como tumbas, datadas principalmente a partir del año 1.000 de la era común.
El primer asentamiento del Cerro de El Trigal
Aunque hay indicios de un asentamiento anterior, entorno al 1000 antes de nuestra era, en El Trigal III, las primeras evidencias de espacios sociales organizados en el área arqueológica corresponden a una primera fase de asentamiento en el Cerro de El Trigal, que se pueden situar entorno a c. 700-500 antes de nuestra era. Presenta las características de una ocupación en la parte superior y la ladera norte del cerro, con un edificio singular en la cima destinado a prácticas económicas de almacenaje de reservas de alimentos («Edificio de los Almacenes»). Se construyó un sistema defensivo basado en una fortificación en forma de baluarte con varias líneas de murallas y terrazas defensivas («Bastión SE»), conformando espacios especializados de prácticas políticas. Se trata de una comunidad organizada mediante centralidad comunitaria, en la que la gestión colectiva se concreta en los almacenes de la cima del yacimiento.






El asentamiento con especializaciones artesanales del Cerro de El Trigal
El segundo asentamiento de Cerro de El Trigal se data entre los siglos V y II antes de nuestra era. Se ha documentado un nuevo edificio singular en la cima, reemplazando al anterior, destinado a un amplio abanico de actividades artesanales, sobre todo en dos grandes patios («Edificio de los Patios»). Entre estas prácticas económicas destacan las tareas de manufacturación de ornamentos sobre conchas de moluscos marinos, sobre todo de los géneros Tegula y Spondylus. La documentación de prácticas económicas supone desestimar posibles especulaciones sobre el carácter ritual o ceremonial (es decir, especializado en prácticas político-ideológicas) que frecuentemente se atribuye a espacios de patios. Alrededor de ese edificio, y en las laderas se observan unidades arquitectónicas que parecen corresponder a unidades domésticas, aunque aún se deberá precisar con más detalle las actividades que en ellas se realizaban cuando se puedan efectuar comparaciones para detectar recurrencias cuando se amplíen las excavaciones. Igualmente, el registro de unidades domésticas permitirá analizar posibles espacios específicos de colectivos sociales o sexuales en las mismas, para abordar si existieron o no relaciones de dominio o explotación en ellas (servidumbre doméstica, relaciones patriarcales). No obstante, la organización basada en la centralidad comunitaria y la configuración de un asentamiento fortificado parece continuar.
El nuevo asentamiento en El Trigal III y la emergencia del Estado de Cahuachi
El abandono del Cerro de El Trigal, entorno a 150/100 antes de nuestra era, coincide con la ubicación en El Trigal III de un nuevo asentamiento.
El cerro debió ser desalojado, ante su naturaleza defensiva, en la medida en que se implantó el control territorial de una nueva clase dominante ligada al estado de Cahuachi. Y seguramente fue esa oligarquía la que organizó la instalación de un nuevo asentamiento en el sector III de El Trigal. Hay cerámicas de cocción reductora y decoraciones bruñidas (estilo Nasca 0) características de la primera fase de Cahuachi.
Se han documentado numerosos tramos de muros de barro, debajo de suelos de la fase siguiente, pero debido a la metodología de excavación en extensión se ha priorizado el asentamiento más reciente, y hay que esperar a excavaciones en extensión de este asentamiento para conocer la organización de los espacios sociales.





El complejo arquitectónico con espacios especializados de El Trigal III y el Estado de Cahuachi.
Durante los primeros siglos de nuestra era, al menos hasta el año 160, pero quizás hasta el siglo IV, se ha podido documentar un nuevo tipo de asentamiento en El Trigal III, que se ubicaba en el territorio controlado por la oligarquía de Cahuachi en el valle del río Aja. Se trata en un complejo arquitectónico formado por departamentos donde se realizaban actividades especializadas, que presentan plantas de forma triangular o poligonal. La arquitectura casi exclusivamente de barro de la fase previa, fue sustituída por espacios delimitados por muros con hiladas de piedras, formando aterrazamientos.
Llegaron en gran número cerámicas pintadas de alta calidad (estilo Nasca 2-3), y otros bienes, resultado de trabajo artesanal especializado, seguramente en la ciudad de Cahuachi, o bien materias para transformar en El Trigal, como la obsidiana.
En las excavaciones de El Trigal III se constata la existencia de un amplio abanico de actividades artesanales, como la talla de obsidiana en instalaciones de tratamiento térmico. Algunos departamentos eran cobertizos, para trabajos complementarios, cercados con postes y estacas perimetrales destinados a albergar rebaños de camélidos, o patios abiertos para cocinar alimentos.
La hipótesis para El Trigal en esta época es que era un establecimiento propiedad de un grupo de la oligarquía de Cahuachi, que disponía de acceso a fértiles campos de cultivo y agua en el río Aja, a los medios de transporte para la circulación y a varios espacios destinados a actividades especializadas que requerían una importante aportación de trabajo. Ese trabajo seguramente estaba a cargo de grupos dependientes, quizá en la forma de servidumbre doméstica. La estructura territorial del estado de Cahuachi, además de con el centro político-ideológico y económico de esta ciudad, contaba con pequeños asentamientos como El Trigal, pero también con los espacios de actividades ceremoniales asociados a los geoglifos de las pampas en torno a Cahuachi.
La casa de época del Estado de Wari en El Trigal III.
En las últimas excavaciones en El Trigal III se ha documentado la existencia de una gran casa de la época del Estado de Wari con una cronología estimada de los siglos VII a X de nuestra era. Se trata de un complejo arquitectónico formado por dos recintos. El primero, el Recinto Norte, destinado a ubicar un edificio, seguramente de dos plantas, en cuyo piso inferior se han hallado evidencias de vasijas de almacenamiento, procesado alimentario y trabajo artesanal. El segundo, el Recinto Sur, tenía diversas estancias a ambos lados de un patio central. Está en proceso de excavación y aún no se cuenta con un registro completo, pero se puede sugerir que es un establecimiento rural, para un grupo seguramente propietario, y también para un número indeterminado de personas a su servicio.



Después del Estado de Wari en El Trigal.
Tras el abandono de la Casa de El Trigal III, a partir del siglo X, se ubicaron en sus ruinas una serie de tumbas que se pueden datar entre los siglos X y XV de nuestra era. Son tumbas que en muchos casos mantienen formas de enterramiento tradicionales en el valle de Nasca (tumbas de pozo con cadáver en posición sedente, entierros infantiles en vasijas cerámicas), pero también sepulturas en posición de flexión lateral o boca abajo. Al carecer de ajuar funerario, y la imposibilidad de realizar dataciones de C14 por falta de colágeno de calidad en los restos humanos de El Trigal, algunas tumbas de un sector concreto, pudieron ser anteriores a la mencionada casa abandonada, pero está por confirmar.
Por otra parte, en el Cerro de El Trigal se ha documentado un asentamiento sobre los derrumbes del Edificio de los Patios, abandonado un milenio y medio antes. Se trata de espacios precarios, aprovechando espacios abiertos o áreas de antiguas edificaciones, que se ocuparon en épocas de inestabilidad en la región. Probablemente la búsqueda de refugio en los cerros del valle estuvo relacionada con la expansión militar del Imperio inca hacia el valle de Nasca. Los conflictos violentos están documentados en las tumbas de El Trigal III, donde hay constancia de decapitaciones, cuerpos desmembrados o muertes causadas por dardos con punta de obsidiana.
Se ha podido precisar el abandono de ese asentamiento entorno al año 1425 de nuestra era, que deja abierta la posibilidad de que la región fuera controlada por la expansión estatal, quizás inka, que comportó el despoblamiento del valle del río Aja y del área de El Trigal.
Las prácticas funerarias en emplazamientos de asentamientos con edificios en ruinas, que se ve en El Trigal, sugiere que se mantenía una memoria de los espacios, y se realizaban los enterramientos, como una forma de expresión simbólica de la continuidad y reivindicación de los derechos de propiedad sobre la tierra y el territorio. Estas prácticas no sobrevivieron al abandono entorno al año 1425, que pudo comportar políticas imperiales inkas que rompieron esa tradición.
«Teoría de la Producción de la Vida Social»:
Es la teoría social de base del proyecto, que se asienta en una concepción materialista y feminista de la vida social, y que entiende que las condiciones de las relaciones sociales son resultado del trabajo de transformación material, de producción social, y que el trabajo de producción de la vida social involucra tanto a los objetos sociales como a los sujetos sociales, a las mujeres y a los hombres. Teniendo en cuenta, además, que se debe considerar relevante tanto el trabajo de obtención y mantenimiento de los objetos (producción de objetos) como la producción básica de los cuerpos de los sujetos sociales (reproducción biológica) y la producción de mantenimiento de los individuos (cuidados y atenciones). Estas diferentes esferas de la producción de la vida social nos permiten también considerar si existen o no relaciones de reciprocidad, con acceso equitativo a la riqueza social, o si, por el contrario, nos enfrentamos a realidades donde el dominio y la explotación de unos colectivos comporta beneficios y privilegios para otros grupos. Igualmente se considera crucial averiguar si estamos ante sociedades donde el patriarcado está presente, con lo que significa esto para el colectivo femenino a nivel de trabajo y actividades económicas, como de relacciones político-ideologicas.


«Teoría de las Prácticas Sociales»:
Abarca las formas concretas de actividad social y las claves para una descripción de la realidad de las relaciones sociales en cada tiempo histórico. Con ella se destaca la importancia del análisis de la materialidad social y de los espacios sociales para abordar la evidencia específica de las relaciones entre sujetos y objetos sociales y cómo se puede determinar, mediante las relaciones entre objetos que forman parte de procesos de transformación material (procesos productivos), la existencia de prácticas de carácter económico. O, por el contrario, a partir de la inexistencia de dichos vínculos y de la presencia de objetos singulares, la localización de prácticas político-ideológicas. Además, sobre la base de la recurrencia o singularidad de las actividades detectadas en los espacios sociales, se establecen los fundamentos para localizar unidades domésticas o determinar si estamos ante unidades extra-domésticas, así como los niveles de singularidad de las unidades arquitectónicas. De los análisis de las prácticas sociales se derivan los fundamentos de la teorización de los espacios sociales.
La noción de asentamiento se refiere a los espacios sociales coetáneos donde, en un tiempo específico, acontecen las relaciones sociales en diferentes unidades arquitectónicas. Allí se ubican las actividades económicas y político-ideológicas y, en definitiva, los espacios vinculados a los diferentes colectivos. No se debe confundir «asentamiento» con «yacimiento arqueológico», ya que un yacimiento, un sitio arqueológico, puede contar con evidencias de materialidad social de asentamientos diferentes, de tiempos sociales diferentes.
El desarrollo de las excavaciones se ha basado en una metodología de registro que considera como unidades de información los conjuntos arqueológicos, es decir la información que se asocia a espacios sociales con elementos arquitectónicos que aseguren la contextualización de los objetos sociales hallados, asegurando que la presencia, disposición o asociación de los mismos pueda vincularse a las actividades sociales realizadas en el pasado. Sin un registro de esas características, no es posible desarrollar una arqueología social.
«Horizontes de Sincronía y Teoría de las Situaciones Históricas»:
Ena cuestión de interés central en los estudios históricos y sociales desde la arqueología es conocer cuáles fueron las formas que adoptaron las relaciones entre mujeres y hombres y entre los diversos grupos, de manera que se pueda precisar si dichas relaciones se basaban en políticas horizontales, equitativas y recíprocas o si se impusieron formas de relación basadas en la dominación, la explotación, los privilegios y los beneficios de unos grupos sobre otros colectivos. Para ello, es necesario acotar el marco temporal en el que las relaciones sociales tuvieron lugar, a partir de las evidencias arqueológicas. Por esa razón, la Teoría de las Situaciones Históricas tiene la finalidad de delimitar lo que se denominan «Horizontes de Sincronía». La sincronía entre conjuntos arqueológicos nos lleva a establecer la sincronía entre los espacios sociales de un asentamiento, y a ubicar dicho asentamiento en sincronía con otros asentamientos. De esta manera se puede demarcar lo que serían las «Situaciones Históricas».
Se pueden establecer realidades de relaciones entre colectivos sociales y sexuales, y, en su caso, proceder a comparar posteriormente lo que pudo haber cambiado entre diferentes situaciones. Por lo tanto, en este ámbito de las demarcaciones temporales, recurrimos a una metodología de datación basada en pruebas independientes, en análisis de C14. Sobre esa base, desde hace una década las investigaciones del proyecto vienen cuestionando los fundamentos de las periodizaciones tradicionales en la Costa Sur del Perú, ancladas en seriaciones cerámicas, proponiendo un esquema de Horizontes de Sincronía.
«Teoría de las Representaciones Figurativas»:
Una última línea de referencias teórico-metodológicas, en este caso encaminadas a los análisis de las condiciones de vida de mujeres y hombres, se concreta en la «Teoría de las Representaciones Figurativas». Esta propuesta forma parte de la implementación de claves procedentes del feminismo a las lecturas sociales desde la arqueología. Aborda el carácter ideológico de las representaciones figurativas y propone abrir en su estudio líneas de análisis que comporten determinar como la ideología de una formación social impone estereotipos, incluyendo estereotipos por sexos, a la vez que muestra vínculos entre los sexos y determinadas actividades. Evidentemente, entendiendo siempre que no es en los significados de los signos representados, inaccesibles por su naturaleza simbólica desde aproximaciones estrictamente arqueológicas, sino desde el análisis de las formas representadas, y la contextualización de los soportes, desde donde podemos abordar las características con las que la ideología dominante muestra las categorías sexuales, o las clasificaciones sociales de otros tipos de colectivos.
Las representaciones figurativas, conjuntamente con los análisis de indumentaria y, sobre todo, los análisis bioantropológicos, configuran la base informativa para abordar la realidad de los colectivos sexuales. El proyecto atiende a unos objetivos explícitamente feministas, de raíz materialista.

Investigadores/as

Pedro V. Castro-Martinez
Profesor Titular de Arqueología Prehistórica. Departamento de Prehistoria de la Universitat Autònoma de Barcelona (Catalunya, España). Licenciado en Prehistoria e Historia Antigua de la Universidad de Barcelona. Doctor en Arqueología Prehistórica de la UAB en 1992. Licenciado en Arqueología de la PUCP (Lima). Director del Proyecto Arqueológico La Puntilla (Nasca, Ica, Perú), 2005-2022. Investigador Principal de Proyectos de I+D de la Agencia Estatal de Investigación, desde 2006 hasta la actualidad. Ha sido director de proyectos arqueológicos en el Arco Mediterráneo Ibérico (Catalunya, Alicante, Almería) e Islas Baleares desde 1986. Es coordinador del grupo ACAIA (Arqueología de las Comunidades Aestatales Ibéricas y Andinas). Viene realizando investigaciones y publicaciones en arqueoecología y paleoclima, cronometría del radiocarbono, tecnomorfometría de productos alfareros y sociología de necrópolis y de espacios sociales de asentamientos.

María D. Guerrero-Perales
Investigadora en Arqueología Prehistórica. Departamento de Prehistoria de la Universitat Autònoma de Barcelona (Catalunya, España). Graduada en Historia por la Universidad de Almería y Máster en Arqueología de la UAB. Actualmente en el Programa de Doctorado en Arqueología Prehistórica de la UAB. Forma parte del Proyecto Arqueológico La Puntilla (Nasca, Ica, Perú) y del equipo de Proyectos de I+D de la Agencia Estatal de Investigación del grupo ACAIA. Becaria de Investigación en Iberoamérica del Banco de Santander, en Chile, 2021-2022. Viene realizando estudios y publicaciones de teoría feminista y sobre atuendos y ornamentos, prácticas funerarias, representaciones figurativas y arqueología social y feminista materialista en la Costa Sur del Perú. Especialista en ilustración arqueológica y en análisis de textiles.

María Trinidad Escoriza Mateu
Arqueóloga y profesora titular de Prehistoria en el Departamento de Geografía, Historia y Humanidades de la Universidad de Almería (España). Licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de Granada y Doctora por la Universidad de Almería. Su investigación científica se centra en dos grandes ejes: las representaciones figurativas femeninas en las sociedades ágrafas y en Arqueología y Teoría Feminista. Dentro de estas líneas, ha escrito numerosos trabajos científicos y organizado numerosos encuentros y reuniones, como los I, II, III y IV Encuentros de Mujeres y Arqueología, en los que se aborda el análisis de las sociedades del pasado, centrándose en temas como la división sexual del trabajo, la reivindicación de la importancia económica de las tareas mal llamadas «femeninas» y en proponer una teoría y metodología arqueológica que visibilice a todos los colectivos sociales y sexuales implicados en la producción y mantenimiento de la vida. En estos momentos su labor se centra en aplicar dichos presupuestos en el Proyecto La Puntilla.
Créditos y agradecimientos
Dirección científica y arqueológica Dr. Pedro V. Castro Martínez
Codirección científica y arqueológica: Dra. Trinidad Escoriza-Mateu
Codirección arqueológica peruana: Juan Carlos de la Torre Zevallos (2005-11), Víctor F. Salazar Ibáñez (2012-15), Diana E. Alemán Paredes (2018-22)
Análisis arqueobotánicos: Gabriela Bertone Pietrapertosa, Barbara Lapi, Jessica Li Jing-Na, Fanny Moutarde, Giancarlo Ubillus Celi.
Análisis malacológicos: Manuel Gorriti Manchego.
Análisis de materiales líticos: Samy L. Irazabal Valencia, Edwin Silva de la Roca.
Antropología física: Mª Concepción Godoy Allende (2005-07), Marcela Urízar Vergara y Daniel Castellanos Gutiérrez (2009), Arturo Sáez Sepúlveda (2011-22).
Análisis zooarqueológicos: Mary Ávila Peltroche.
Análisis de sistemas hidráulicos: Manuel Aguirre Morales.
Cooperación: Isabel Quero Hernández.
Dibujo de materiales: Emily Baca M., Yunis Elguera Torres, Christian G. Mansilla Castillo, Gonzalo M. Oré Salazar, Gabriela Pardo Taquiri, Edwin Silva de la Roca, Diana Rodríguez Aguirre, Joel Salhuana Cabrera.
Dibujo y registro planimétrico: Diana E. Alemán Paredes, Lily Epiquén Rivera, Nicolau Escanilla Artigas, Albert Gómez Abelló, María D. Guerrero-Perales, José Luis Hermoso Alvarad, Jennifer J. Pérez Varillas, Tania Suárez Lahura.
Gestión de inventarios: Samy L. Irazabal Valencia, Víctor Fenando Salazar Ibáñez, Mary Avila Peltroche, Carolina Cáceres Benavides, Martha Guzmán Tawata, Heydy López Mancilla, Isabel I. Padilla Oviedo.
Fotografía y vídeo: Manuel Aguirre Morales, Pedro V. Castro-Martinez, Nina M. Castillo Sánchez, Diego Contreras Sánchez, Israel Navarro Mayor.
Procesado de sedimentos: Víctor Fernando Salazar Ibáñez, Bárbara Lapi, Yurisán Aparicio Limaco, Heydy López Mancilla, Yanina Rosales Chonta.
Control de registros y logística: Víctor Fernando Salazar Ibáñez, Vittorio M. Pedemonte Linares
Registro topográfico: Luis E. Cáceres Rey, Jhessury Canales Zea, Nicolau Escanilla Artigas, Carmen Hernández Ledesma, Edwin Mallco Huarcaya, Henry Medina Romo, Diana Obando Samanamud, Mauro Alberto Ordóñez Livia, Jimmy J. Ponce Campos, Milagros A. Rodríguez Ninaquispe, Renzo Rupay, François Virebayre.
Coordinación de registro de campo: Samy L. Irazábal Valencia, María D. Guerrero-Perales, Julio César Zavala Vargas.
Restauración cerámica: Tamara Delgado Sánchez.
Soporte de campo, laboratorio y registro: Santos Aguera Pedrosa, Patricia Amate, Yanett Cárdenas, Rolando Ccaccachahua Llamoca, Rosángela Carrión Albán, Víctor Cortez Reategui, Sara Díaz Bonilla, Jorge García, Albert Gómez Abelló, Juan Jurado Sencianes, Nevenka López Mancilla, Noemí Oncebay Pizarro, Iván Ortiz Domingo, Alex Penagos Cabestany, Ricardo MA. Pérez Guerra, Eduardo Postigo, América Pumahuallca De La Cruz, Américo Santillán Cornejo, Pavel Tello, Katherine Zuzunaga.
Agradecimientos en Nasca y Orcona: Félix F. Almeyda Álvaro, Severiano Aybar Antaya, Elmer Cahuana Quispe, Percy Campos Martínez, Gregorio Chicnes Achamiso, Hugo A. Chicnes Achamiso, Miguel Angel Contreras Medina, Marcelino Espinoza Poma, Raúl Falcón Aguilar, Teófilo Percy Huayta Díaz, Pablo Huarcaya Villavicencio, Clenny Malqui Cordova, Carlos Navarrete C., Luis Navarrete C., Joel Ortega Camargo, Ismael M. Reyes Ayala, Karen Riveros Rojas, Alfredo Rojas Ayala, José Luis Rojas Ferreyra, Marcos Rojas Ferreyra, César Rojas Ferreyra, Julio F. Rojas Ferreyra, Julio Rojas Medina, Gianmarco Rojas Taype, Raquel B. Romucho Huamaní, Teófilo Siancas Huamán. Y a Raul Merino Ramírez y Manuel Merino Ramírez, arrendatarios de la Hacienda de El Trigal.
Agradecimientos por el apoyo logístico, alojamiento y comidas: Dilva Flores, César Burgos Ferreyra, Lucha Burgos Ferreyra, Vilma Del Castillo, Mery Cárcamo Pozo, Carlos Muñoa Montoya, Orlando Aragonez Espinoza, Yris Graciela Elizalde Chávez, Nelly García, Jorge Romero.
Agradecimientos en la Embajada de España en Perú: Aranzazu Bañón Dávalos, Beatriz Larrotcha Palma, Francisco De Asís Barrera López, Olga Cabarga Gómez, Guillermo López Gallego y Ricardo García López de la Consejería de Cultura de la Embajada. Roberto Santos Picón y Mª Victoria Caballero Ferioli, de la Oficina Cultural de la Embajada. Doris Tello, Rocío Pradel Vegas, Soledad Cabrera y Raúl Hidalgo Morlans de la Cancillería.
Agradecimientos en el Instituto de Patrimonio Cultural de España: Concepción Martín Morales, Isaac Sastre De Diego y Juan José Gordón Baeza, del área de Arqueología del IPCE.
Agradecimientos en el Ministerio de Cultura de Perú: Luis G. Lumbreras Salcedo, de la Dirección del Instituto Nacional de Cultura. Luis E. Cáceres Rey, Carlos Ausejo Castillo, Luis F. Mejía Huamán y Yuri Castro Chirinos, de la Dirección de Patrimonio Arqueológico Inmueble. Jorge A. Montenegro Cabrejo y Paloma Manrique Bravo, de la oficina de la Dirección de Patrimonio Arqueológico. Edwin Rivera Camacho, Giovanna P. Bravo Castillo, Patricia Habetler, Manuel A. Lizárraga Ibáñez, Janie M. Gómez Guerrero y Magaly I. Pinedo Salas de la Dirección de Calificación de Intervenciones Arqueológicas. Johny A. Isla Cuadrado, Abdul Yalli Alarcón y Hernán Carrillo. Rubén García Soto, Susana Arce Torres, Miriam R. Moquillaza Ramos de la Dirección Desconentrada de Cultura de Ica. Segisfredo López Vargas, de la Dirección de Sitios de Patrimonio Mundial. Edines Pebe Ynoquio, de la Dirección de Monumentos. Y a Sonia E. Guillén Oneeglio.
Ayudas Económicas al Proyecto: Desde el año 2005 y hasta la convocatoria de 2022, se ha contado con fondos del Ministerio de Cultura del Gobierno de España (“Proyecto La Puntilla: Prácticas Sociales y Producción de la Vida Social en los Horizontes del Formativo-Paracas. La Costa Sur del Perú, 1400 cal ANE-400 cal DNE”, en el Programa de “Proyectos Arqueológicos en el Exterior” del Instituto de Patrimonio Cultural de España, Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales).
El soporte económico se vio complementado con la ayuda obtenida de la Generalitat de Catalunya (“Projecte La Puntilla, Nasca, Ica, Perú”, en el Programa de “Projectes EXCAVA”, AGAUR del Govern de Catalunya, referencia 2006EXCAV-00020, años 2006-2009), y en los últimos años con el soporte de la Fundación PALARQ (“Proyecto La Puntilla, Nasca, Ica, Perú”, en el Programa de “Misiones Arqueológicas Españolas en el Fuera de Europa”, años 2016-2022).
Igualmente se ha obtenido financiación para nuestras investigaciones en el Sudeste Ibérico a través del proyecto PASI (“Trabajo, Ideología y Política en las Comunidades Postargáricas: El Sudeste Ibérico c. 1500-800 cal ANE”, en el Programa Nacional de Humanidades del Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica 2004-2007, referencia HUM2006-12595/HIST, años 2006-2009.). En los últimos diez años la financiación procedente de Proyectos de I+D ha estado dirigida hacia los trabajos en los Andes Centrales, a través del proyecto CRONOCOAN (“Cronología de las Comunidades Prehistóricas de los Desiertos Costeros Andinos, Horizontes de c. 1400 cal ANE-400 cal DNE.”, en el Programa de “Proyectos de Investigación Fundamental No Orientada”, del Ministerio de Ciencia e Innovación, referencia HAR2009-12625, años 2010-2012), el proyecto DOMOCOAN (“Asentamientos y Ámbitos Domésticos de las Comunidades Prehistóricas de los Desiertos Costeros Andinos, Horizontes de c. 1400 cal ANE-400 cal DNE”, en el Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia, Subprograma de Generación de Conocimiento del Ministerio de Economía y Competitividad, referencia HAR2013-44276-P, años 2014-2017) y el proyecto FUNECOAN (“Prácticas Funerarias y Sociedad en las Comunidades Prehistóricas de los Desiertos Costeros Andinos, Horizontes de c. 1400 cal ANE-400 cal DNE”, en el Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia, Subprograma de Generación de Conocimiento del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, Agencia Estatal de Investigación y Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), referencia HAR2017-86431-P, años 2018-2022).